No sé si por mi forma de ser, o vaya a saber qué motivo ridículo, siempre fui una persona que, naturalmente, creía en la bondad intrínseca de las personas. Lastimosamente, este utópico idealismo humanista me ha traído más de algún dolor de cabeza. Lisa y llanamente me han jodido tantas veces que ya creo que el problema definitivamente soy yo. Mis últimas dos acciones cómo "persona que confía en otras personas" tienen que ser la alarma para que las neuronas de mi cerebro empiecen de una buena vez a hacer algo de sinapsis y comprender que en este mundo también hay gente muy miserable y despreciable. Yo parece ser que atraigo a estos tipos de personajes, y es que alguna vez me piropearon diciendo que soy como un "ser de luz" y aunque esto suene como un halago, para mí es que realmente atraigo a los peores bichos. ¿Alguna vez se fijaron cómo hay cierto tipo de insectos enamorados de la luz que emanan las lámparas? (Solo por mentalidad científica esto se llama fototaxis positiva)
El hecho de creer en la bondad de las personas no es malo, pero confiar ciegamente en todo el mundo es una locura. En mi caso, la confianza me ha costado muy caro. He sido víctima de estafas y de personas que solo buscan aprovecharse de mí. Esto me lleva a cuestionar mi propia personalidad. ¿Por qué sigo confiando en la gente? ¿Por qué no puedo ver las señales de peligro antes de que sea demasiado tarde?
En el último grupo de personas que formaban uno de los principales círculos de amistad que rodeaban mi vida, todos ellos menos una, terminaron estafándome de alguna u otra manera y no solo eso, sino que una de esas personas también se encargó de estafar y robar a mis abuelos. Yo me pregunto y repregunto ¿Cómo es posible caer tan bajo? Les voy a agregar una curiosidad para condimentar esta historia: TODOS ellos eran "hermanitos" de una iglesia evangélica marplatense que tuve la lamentable desgracia de conocer y en donde intentaron adoctrinarme, pero eso, es otro tema. Los que ellos llaman pecadores del mundo son en realidad los que nunca me han traicionado.
No estoy diciendo que todas las personas que asisten a iglesias o grupos religiosos sean malas personas. Pero, en mi experiencia, he conocido a personas que utilizan la religión para engañar y estafar a los demás. Es como si su fe les diera la excusa perfecta para justificar sus acciones terribles.
Ahora, estoy en el punto en el que me siento un poco tonto por haber confiado en estas personas. Me duele pensar que fui tan ingenuo al pensar que todo el mundo es bueno. Pero, al mismo tiempo, no quiero convertirme en una persona desconfiada y cínica. No quiero que estas personas terribles me quiten mi capacidad de confiar en los demás.
¡No todas las personas son iguales!
Sí, lo admito, hay personas despreciables en el mundo, pero también hay personas maravillosas que valen la pena y, al final del día, creo que lo que realmente importa es aprender a ser más selectivo en cuanto a las personas con las que nos relacionamos. Sé que suena un poco cínico y desconfiado, pero creo que es necesario proteger nuestra integridad emocional y evitar ser lastimados innecesariamente, ya que no todo el mundo merece nuestra confianza y que no siempre podemos confiar en la bondad intrínseca de las personas.
No creo que debamos renunciar por completo a la confianza en los demás. Creo que es importante encontrar un equilibrio y aprender a confiar en aquellos que realmente se han ganado nuestra confianza a lo largo del tiempo y han demostrado ser personas confiables y honestas. En otras palabras, no debemos ser tan ingenuos como para confiar en cualquiera que se nos cruce en el camino, pero tampoco debemos ser tan desconfiados que nos impida conectarnos con las personas en un nivel más profundo.
La confianza es una de las cosas más valiosas que podemos tener en la vida, pero también es algo que debemos otorgar con prudencia y sabiduría. Aprender a confiar en los demás es un proceso que lleva tiempo y requiere de una gran cantidad de experiencia y discernimiento. En lo personal, creo que es algo que vale la pena perseguir, ya que la conexión humana y la intimidad emocional son cosas que nos hacen verdaderamente felices y nos ayudan a vivir una vida plena y satisfactoria.
La vida está llena de altibajos y desafíos, y la confianza en sí misma no es suficiente para navegar a través de ellos. Debemos ser inteligentes y sensibles en nuestra forma de relacionarnos con los demás, y siempre estar alertas ante la posibilidad de ser lastimados. Si podemos encontrar el equilibrio adecuado, creo que la confianza nos traerá más alegría y felicidad de lo que jamás podríamos imaginar.
Fuente de la imagen: https://pixabay.com/es/photos/descontento-pregunta-la-desconfianza-6618288/
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