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Junto a mi abuelo |
Hoy es martes por el mediodía y decidí tomarme un tiempo para reflexionar sobre todo lo que ha pasado en estos últimos días de mi vida. Aquí en Mar del Plata, la lluvia parece que no tiene ninguna intención de cesar ni un poco. Las tormentas continúan generando algunas complicaciones, sobre todo en la transitabilidad de la ciudad. Y en los suburbios, la situación es aún más complicada. Es como si el cielo no quisiera darnos ni un respiro. La naturaleza siempre está ahí, para recordarnos quién manda
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Mi abuelo y la nueva integrante de la familia |
El sábado por la noche (ya domingo por la madrugada) retornamos a Mar del Plata después de un breve paso por la zona sur del Gran Buenos Aires y de CABA viaje que hicimos principalmente para poder visitar a mi abuelo. De paso nos trajimos a una nueva integrante de la familia. Una pequeña rottwailer que seguramente en unos días ya estará mucho más grande. El viaje fue relativamente tranquilo aunque no libre de percances. Me he perdido varias veces tanto en la ida como en la vuelta a casa, aunque utilizaba el GPS del celular. Hay muchas zonas donde se están haciendo arreglos y los desvíos no se actualizan en los navegadores. Se nota muchísimo que a la vuelta de la esquina, están las elecciones con los parches que hacen en la obra pública. Igual, en todo el país imagino que debe ser muy similar. Esté gobernando el oficialismo nacional o no. Digamos que todos intentan demostrar en unos días lo que no hicieron durante todo el mandato.
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Pasé por la 9 de julio |
¿Qué me quedó de mi viaje relámpago?
Durante mi viaje relámpago, pude disfrutar de la tranquilidad de ver a mi abuelo después de 9 meses de su partida hacia su nueva residencia. También tuve la oportunidad de pasar un tiempo, aunque breve, con algunos familiares, aunque no pude visitar a todos aquellos que deseaba ver. A veces, el tiempo es tan ajustado que resulta difícil organizar una agenda. Algunos recibieron nuestra "visita de médico", como se dice popularmente.
Me queda también la reflexión de la gran bendición de vivir en una zona donde no existen los miedos que tienen las poblaciones de ciudades grandes en Argentina y en el resto de América Latina. Estando en Buenos Aires pude ver el miedo que mucha gente le tiene a la inseguridad por aquella zona. En algunos casos, un miedo muy justificado por cierto y en otros un tanto exagerados, aunque yo no estoy precisamente para juzgar lo que siente cada persona con respecto a un tema tan sensible para los argentinos como este. Aquí en Mar del Plata no estamos exentos de lo que sucede en la gran ciudad. Todos los días uno escucha cuando viaja hasta el centro de las historias que ocurren cada día en "La feliz" y los suburbios. Aunque por suerte no llegamos a ese punto ¡Que bendición la nuestra! Somos muy precarios en algunas cosas y muy afortunados en otras y a veces, no nos damos ni cuenta,
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