miércoles, 3 de enero de 2007

MARDEL CIUDAD AMADA

Mi Mar del Plata

Qué rápido que están pasando los días, parece que fue ayer que le estábamos dando la bienvenida al 2007, ya se acerca el viaje a “mi ciudad”, a la que extraño tanto y anhelo tanto volver (aunque sea por unos días), ya ven, no seré un “argentino” del alma, pero a Mar del Plata, la amo más que a nada en el mundo, por ser la ciudad que me trajo a esta bendita Tierra.

Ahora estoy muy entusiasmado leyendo un libro que me compré hace 4 o 5 días (la verdad no me acuerdo muy bien cuando fue). Este está catalogado como “Relato de Viaje”, pero en mi opinión es mucho más. Se titula “El Último Confín de la Tierra” y está escrito por E. Lucas Bridges, hijo del famoso Misionero inglés Thomas Bridges, sin intención de desmerecer a otros grandes escritores, creo que este libro es, la mejor obra escrita de Tierra del Fuego de la historia, puesto que no se detiene en una sucesión de relatos y crónicas de lugares, sino que explica el trasfondo de todo el contexto fueguino de aquellos tiempo: su buena relación con los aborígenes de la zona, la construcción de los primeros asentamientos (no aborígenes) de Ushuaia y sus alrededores, los nacimientos de los primeros blancos en “el fin del mundo”, incluido el autor, entre otros grandes relatos que harán que el lector que le interese la historia de la provincia quede fascinado, no se lo pierda, si tiene la posibilidad de leerlo hágalo, no lo defraudará (¡uy, menos mal que no pedí que lo siguieran!)

MARDEL CIUDAD AMADA

Mar del Plata, mi amor por ti es grande,
tu mar y playa me hacen vibrar,
la brisa y el sol son mi pasión,
que me hacen feliz en cualquier estación.

Las olas del mar me dan paz,
y el sonido de la playa me hace soñar,
me sumerjo en tus aguas cristalinas,
y dejo que me envuelvan tus caricias salinas.

La arena cálida me acoge en su seno,
y me siento libre como el viento,
el sol brilla en mi rostro y me sonríe,
y mi corazón se llena de alegría.

Los alfajores de maicena son mi debilidad,
el dulce sabor de Mar del Plata me hace suspirar,
sabores de mi tierra que me llevan al paraíso,
y a mi alma le regalan un gran hechizo.

Las mujeres marplatenses son hermosas,
como la brisa fresca del mar,
su belleza es tan única como su ciudad,
y sus ojos reflejan la felicidad.

Mar del Plata, la perla del Atlántico,
un tesoro que brilla con luz propia,
sus playas, su gente y su calidez,
son la razón por la que amo esta ciudad.

Mar del Plata, eres mi amor y mi pasión,
mi refugio en los días de calor,
y aunque me aleje de ti por un momento,
siempre volveré a ti con emoción.

Mar del Plata, mi amor por ti no tiene fin,
porque eres el mar, la playa y el sol,
la brisa y la arena, los alfajores y las mujeres,
todo lo que me hace feliz y me llena de amor.

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