miércoles, 4 de enero de 2017

MI PEOR PESADILLA


Esta mañana me aventuré a enfrentar mi peor pesadilla: una consulta con el dentista en el Hospital Naval de Ushuaia. Siempre he tenido un temor irracional hacia todo lo relacionado con la odontología, y aunque la doctora sea un clon de Shakira con Catalina Vallejos y Verónica Zumalacárregui combinadas, ya voy predispuesto a recibir noticias desalentadoras. Algunas personas le temen a la oscuridad o a ciertos insectos, pero en mi caso, mi mayor temor es la/el odontóloga/o.


Llegué al HNUS a las 9:20, aunque mi turno estaba programado para las 10:00. Una multitud de personas esperaba en la sala, todos para ver a la misma especialista: la doctora Carolina González. Lo malo fue que ella no estaba y llegaba con retraso. Fue cerca de las 10:45 cuando una mujer apareció y varios la saludaron. Era la odontóloga. La observé pasar por el pasillo, era hermosa, del tipo de mujeres que me atraen, pero en ese momento, todo lo que quería era huir de allí.

Tenía más miedo que una pequeña niña que estaba antes que yo y buscaba desesperadamente convencer a su madre para ir a casa de su abuela. Los turnos fueron pasando desde las 7:30, hasta que por suerte (o por desgracia), la pequeña niña salió y me tocó a mí. No tenía una abuela cercana a la cual escapar. Entré al consultorio y me atendieron. La odontóloga fue muy amable y no me causó demasiado dolor, aunque los pocos momentos en que tocó mi boca con instrumentos diseñados para la tortura hicieron que viera estrellas de la peor forma. Ahora viene una limpieza profunda y luego podrán realizar procedimientos "invasivos". La diabetes está afectando mis encías.

Todo parece estar fuera de control. Lo de Neuquén parece haber quedado en la nada. Parece... parece que es hora de considerar el tema de los seguros. He solicitado información, pero hasta ahora no he recibido absolutamente nada. Todo esto es muy extraño.

Hoy tuve que comprar un enjuague bucal en la farmacia, pero es el último remedio que adquiero con la tarjeta de crédito de mi mamá. No generaré más gastos en medicamentos que provengan de ella. Si no puedo comprarlos, no tomaré nada más. Así lo he dicho, así se hará.

Además, hoy recibí una notificación de deuda del internet de Mar del Plata. No sé cómo solucionar ese problema. ¿Por qué puse algo a mi nombre que no utilizo? Soy un completo idiota.

Querido diario, a veces la vida parece abrumadora y las dificultades parecen no tener fin. Me enfrento a desafíos constantes y a una serie de obstáculos que parecen no tener solución. Sin embargo, en medio de esta adversidad, busco la fuerza para seguir adelante. Aunque el camino sea complicado y esté lleno de incertidumbre, debo encontrar la manera de superar estos desafíos y recuperar el control de mi vida.

Con la esperanza de que mejores días lleguen

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