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De fondo el mar argentino |
El sol todavía no había asomado cuando me dirigí temprano a realizarme unos estudios médicos. Aunque aún no se tiene certeza sobre lo que pueda estar ocurriendo, en general puedo decir que no me siento tan mal, más allá de algunas molestias. El día, a pesar de estar envuelto en el frío invernal, lucía espléndido. Tomé un Uber hacia el centro médico, mientras la helada cubría las calles y las plantas, recordándonos que estamos en plena temporada invernal. Sorprendentemente, fui atendido a tiempo, algo que no suele ser muy común por estos lados. Al regresar a casa, decidí tomar el colectivo, pensando que podrían estar de paro, pero para mi grata sorpresa, todo funcionaba con normalidad. Descendí en Los Acantilados, un barrio más allá de mi hogar, para disfrutar de un poco de running por la playa. Y para mi deleite, el sol me acompañó durante toda la travesía.
Amanecer frío y la incertidumbre médica:
El amanecer me recibió con una brisa gélida y el desconocimiento de lo que me depara en términos de salud. Sin embargo, a pesar de ello, no me siento tan mal en general. Con valentía y determinación, me preparé para realizar unos estudios médicos que podrían arrojar algo de luz sobre mi situación. Sabiendo que el invierno está en pleno apogeo, tomé un Uber para dirigirme al centro médico antes de que el sol hiciera su aparición. Las calles estaban cubiertas de escarcha, y las plantas exhibían una capa de helada, recordándome que el frío está ya bien presente en los primeros días del invierno.
Atención médica a tiempo y sorpresas agradables:
Afortunadamente, fui recibido a tiempo en el centro médico, algo poco común en esta época donde las esperas suelen ser largas y más en Mar del Plata. Me alegró constatar que la atención se estaba llevando a cabo con eficiencia aunque conseguir turnos con especialistas sigue siendo una verdadera odisea. A medida que avanzaba en los estudios, la incertidumbre sobre mi condición se mantenía, pero también me reconfortaba saber que estaba tomando las medidas necesarias para obtener respuestas. El personal médico demostró profesionalismo y atención, lo cual contribuyó a aliviar mis preocupaciones.
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Los Acantilados, el mar y los rompeolas |
Un regreso en colectivo y el encanto de las Playas del Sur
Tras concluir los estudios, decidí regresar a casa en colectivo. Siendo consciente de los paros frecuentes y las amenazas del sindicato que ocurren en el transporte público, me sorprendió constatar que todo funcionaba con cierta normalidad (o sea mal, pero funcionando). Mi destino era Los Acantilados, un barrio situado más allá de mi hogar. La idea de hacer un poco de running hacia casa, disfrutando del paisaje de la playa, me animó a descender en ese punto. La brisa marina y el sonido de las olas me envolvieron mientras emprendía mi recorrido.
El sol como compañero y cierre de la mañana
El sol, en todo su esplendor, me acompañó durante mi travesía por la playa. Sus rayos cálidos y reconfortantes se convirtieron en el mejor aliado contra el frío del invierno. A medida que mis pies golpeaban la arena, me sentía revitalizado y lleno de energía. La belleza del paisaje, combinada con la sensación de libertad que experimentaba al correr, crearon un momento único y especial. En ese instante, todas las preocupaciones quedaron atrás, y solo existía el presente y la sensación de bienestar.
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