viernes, 6 de enero de 2012

LA RUTINA GENERAL

La gran monotonía

Vuelvo a escribirte, en la misma hora y en medio de una rutina que detesto con toda mi alma. Estos últimos días han sido una repetición exacta en todos los sentidos. Cada mañana, entre las 8 y las 9, despierto con niveles superlativos de testosterona. No hay nada extraño en ello, es pura biología. Después de "tranquilizarme" un poco, comienzo con las tareas del día, que generalmente implican cocinar o hacer mandados en el supermercado, como me tocó hoy.

Hoy en particular fue bastante curioso. Cuando llegué a casa, me di cuenta de que me había olvidado comprar perejil, un ingrediente fundamental para las empanadas que tenía planeado preparar. Así que tuve que volver al supermercado bajo una lluvia mezclada con nieve que caía torrencialmente. Llegué a casa completamente empapado y me puse a cocinar.

Luego, como si no fuera suficiente, tuve que lavar los platos, una tarea que detesto a pesar de estar acostumbrado a hacerla. Ojalá pudiera limpiar toda la casa de una vez y no tener que hacerlo nunca más, pero desafortunadamente no se puede hacer mucho al respecto. Por más que limpie el piso con frecuencia, no dura ni 20 minutos limpio. Para empeorar las cosas, los perritos más pequeños tienen diarrea hoy. ¡No te puedes ni imaginar!

Ahora, mi mamá acaba de llegar del trabajo y eso marca el fin de mi relato por hoy en la historia de mi propia vida. Esta rutina constante, aunque a veces abrumadora, sigue su curso. A pesar de que odio la repetición, trato de encontrar pequeñas alegrías y momentos de descanso en medio de ella.

Espero que pronto pueda romper con esta monotonía y agregar un poco de emoción a mi vida. Mientras tanto, seguiré enfrentando cada día con la mejor actitud posible, buscando momentos de felicidad en las pequeñas cosas y anhelando una ruptura en esta constante repetición.

Con la esperanza de días menos monótonos,

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