| Un ruibarbo en maceta |
Mientras el mundo afuera se devora en la inmediatez política o en la vorágine de las redes, yo encuentro paz observando cómo este vegetal de tallos rojos y firmes se abre paso en la tierra fría de Ushuaia.
Si estás listo para frenar y cultivar la paciencia junto a esta planta noble, seguí leyendo.
La Filosofía del Ruibarbo: ¿Por Qué Me Atrapó?
No es un tomate que te da frutos en tres meses.
El ruibarbo te obliga a pensar a largo plazo. Es un compromiso.
Me atrajo su resistencia estoica. Aquí, en el sur de la isla donde el verano es breve y el frío muerde duro, el ruibarbo se aferra a la vida. Sus raíces son una sentencia contra el olvido. No solo sobrevive al invierno: lo necesita. Esa necesidad del frío para resurgir con más fuerza es una lección vital.
Además, en el plato, es una contradicción deliciosa: el tallo de aspecto rudo que, al cocinarse, se transforma en una dulzura agria, casi ácida. Es la prueba de que lo duro también puede ser tierno.
Del Semillero a la Tierra: Los Secretos para un Ruibarbo Fuerte
Si querés un ruibarbo que resista el huerto frío, no podés improvisar.
Acá te dejo las claves que aprendí a base de prueba y error en mi jardín en el Fin del Mundo:
1. La Ubicación es una Promesa
Sol o semisombra: Aunque he comprobado que ama el sol, en los días largos y casi eternos del verano austral, un poco de sombra por la tarde le sienta genial. La clave es el equilibrio.
Suelo rico y hondo: Sus raíces son poderosas. Necesitás un suelo profundo, bien cargado de compost y abono orgánico. El ruibarbo es un gran comedor; dale un festín desde el inicio.
Drenaje, siempre: Su peor enemigo es el agua estancada. El suelo debe drenar bien para evitar que sus coronas (la base de donde salen los tallos) se pudran con la humedad excesiva.2. Paciencia en la Plantación
El mejor momento para plantar las coronas o los primordios es a principios de la primavera, justo cuando sabés que las heladas más agresivas ya terminaron. Se puede hacer también desde semillas (aunque requiere un poco más de experiencia en su manejo)
Usá un buen espacio. No cometas el error de plantarlo cerca de otras especies.
Cada planta de ruibarbo puede crecer mucho y necesitará al menos un metro y medio de separación para extenderse con comodidad.
3. El Riego y la Muerte
El ruibarbo necesita riego constante, pero nunca ahogo.
Recordá: el agua es vida, pero el exceso es tumba.
Mantené la tierra húmeda, especialmente en los meses de mayor crecimiento, pero si ves encharcamientos, corregí el drenaje de inmediato.
La Recompensa de la Paciencia: Cosechando tu Ruibarbo
Este es el punto que más frustra a los novatos: el ruibarbo no se cosecha el primer año. Necesita establecerse, anclar sus raíces y acumular energía para la batalla del invierno.
El primer año, dejalo tranquilo.
El segundo año, podés tomar unos pocos tallos.
Recién en el tercero te devolverá con creces tu paciencia.
Cómo Cosechar Correctamente
¡Nunca cortes el tallo con cuchillo!
Elegí los tallos más gruesos y firmes de la parte exterior de la planta.
Agarrá el tallo lo más cerca posible de la base.
Tiralo hacia afuera y giralo suavemente: debe desprenderse de la corona sin dañarla.
No coseches más de la mitad de la planta de una vez; dejá siempre tallos suficientes para que siga haciendo fotosíntesis.
> ⚠️ Advertencia vital: Las hojas de ruibarbo son venenosas debido a su alto contenido de ácido oxálico. Solo se consumen los tallos. Desechá las hojas con cuidado.



