DOMINGO DE COMUNIÓN CON DIOS

Icono - El hijo pródigo y el Padre perdonador

También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. (Lucas 15:11-24 RV1960)

Hoy es jornada de divina liturgia. Es el domingo del hijo pródigo. Qué historia tan maravillosa en la que uno puede verse reflejado. Ya todo en nuestra vida está patas para arriba y lo único que nos queda es volver a la casa del padre que no deberíamos haber abandonado nunca. Él nos espera con ansias para darnos otra vez el título de hijo, que por nuestras propias acciones habíamos deshonrado dilapidando todos nuestros recursos en los "placeres del mundo" 

Hoy es un domingo especial para estar en comunión con Dios. Esto no significa que los otros días nos tenemos que alejar de Él. Distanciarse un segundo de Dios, es dar lugar a que todo lo malo entre nuestra vida sin contemplaciones. 

La comunión, es ese escudo que hace que durante los momentos en que la tentación se ponga en el frente de batalla, podamos rechazarla. Esfuérzate y sé valiente significa para nosotros la capacidad de alejar el pecado de nuestras vidas. De saber que nuestro deber, es parecernos cada día más a nuestro Dios (1 Pedro 15-16) y no decaer una y otra a veces en el mismo pecado creyendo que ya no nos va a afectar.

Fuente de la imagen: https://flic.kr/p/dYxVth

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