Hoy es un delicado momento para los marplatenses y por eso quiero abrir mi corazón y hablar sobre un tema que nos toca de cerca y nos llena de tristeza: el flagelo del suicidio en nuestra querida ciudad de Mar del Plata. No podemos ignorar el peso que la depresión y la desesperanza llevan sobre muchos de nuestros pobladores, quienes luchan en silencio contra este enemigo invisible.
La depresión es como ese monstruo oscuro que te agarra de la garganta y no te suelta. Es una tormenta que nubla tus pensamientos, robándote la alegría y envolviéndote en un manto de tristeza constante. Y en esa lucha interna, muchos se sienten solos, como si nadie pudiera entender el dolor que llevan dentro.
Mar del Plata, con su brillo y su maravilla, no es inmune a esta realidad. A veces, en medio de la belleza de nuestras playas y el bullicio de la vida nocturna, se esconden corazones rotos y mentes agotadas. Las sonrisas pueden ser máscaras, y las risas pueden esconder lágrimas. Creo que más que nunca es nuestro deber como comunidad, abrir los ojos y tender una mano solidaria a quienes más lo necesitan.
No podemos subestimar el poder de nuestras palabras y acciones. Un simple gesto de amor y apoyo puede marcar la diferencia en la vida de alguien que está al borde del abismo y a punto de tomar una decisión sin retorno. A veces, todo lo que necesitan esas personas que están sufriendo, es saber que hay alguien dispuesto a escuchar, alguien que les dice: "No estás solo/a, estoy aquí para vos". Alguien que apague un poco su voz y encienda sus oídos.
Si conocés a alguien que esté atravesando tiempos difíciles, no tengas miedo de preguntarle cómo se siente realmente. Demostrale que te importa de verdad. A menudo, solo necesitan un hombro en el que llorar, alguien que les recuerde que la vida aún tiene mucho que ofrecer y que el sol, siempre puede brillar de nuevo.
No juzguemos a quienes luchan con la depresión. No podemos saber qué batallas están librando en su interior. En cambio, extendamos la mano con empatía y compasión. Animemos a aquellos que necesitan ayuda a buscar apoyo profesional. Hay recursos y profesionales dispuestos a tender una mano y acompañarlos en su camino hacia la sanación. No nos creamos superhéroes que dan consejos con nuestro propio testimonio de vida. Ante todo, guiemos a las personas a una ayuda idónea en la sanidad física y emocional.
Recordemos que cada vida perdida es una tragedia, y cada vida salvada es una victoria. Está en nuestras manos crear una red de apoyo, un escudo protector, para aquellos que se sienten atrapados en la oscuridad. Juntos podemos marcar la diferencia y mostrarles que hay esperanza, que hay luz al final del túnel.
En esta lucha contra el suicidio, los marplatenses debemos ser valientes y solidarios. Mostremos amor a aquellos que lo necesitan. ¡Mar del Plata es únicamente un paraíso cuando nos cuidamos mutuamente!
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