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Escritura con tinta virtual |
Me sigue sonando en la cabeza que tengo que escribir contenido creativo, contenido que llame la atención, aunque siempre digo que escribir es para mí como un acto de introspección, un viaje de autodescubrimiento. No se trata de parecer un ser místico, sino de la más pura expresión de mi ser, y por eso escribo principalmente para mí. Aunque no voy a negar que me entusiasma la idea de que a alguien le parezca un poquito interesante mis escritos. Ya sea que le haya gustado una pequeña reflexión sobre el día a día, una reseña de un viaje, una entrada hablando de agroecología o incluso esas pequeñas historias de ficción en las que a veces uno mismo pueda verse reflejado.Siempre estuve rodeado de lectura. De la buena y también de la mala (no lo voy a poder negar). Tengo, por supuesto, mi lista de escritores favoritos, liderados por aquellos que han encendido en mí la maquinaria por el amor a impregnar la tinta en el papel (aunque con la tecnología, esto sea simplemente un eufemismo). Y es que hoy puedo decir que tengo un horizonte literario al cual poder apuntar.
Sin lugar a dudas, no me puedo encasillar dentro de un género en especial. Mi "pluma", o mejor dicho, mi teclado, es como una brújula que apunta en todas direcciones, explorando los límites de la creatividad y la expresión. No hay fronteras ni barreras que me detengan cuando se trata de plasmar mis pensamientos y emociones.
Cada palabra que escribo es un paso más en este viaje infinito hacia la autoexploración. Es como si cada frase fuera un destello de luz que ilumina los rincones más oscuros de mi mente, revelando verdades ocultas y despertando nuevas ideas. Es un proceso catártico, liberador, que me permite sacar a la luz todo aquello que habita en lo más profundo de mi ser. Hay tantas experiencias que contar... Hay tantas historias de las que debo aprender.
A veces me sorprendo a mí mismo con la profundidad de mis propios pensamientos, con la manera en que las palabras fluyen libremente de mi mente hacia la pantalla, sin filtros ni inhibiciones. Es como si estuviera en un estado de trance, conectado con algo más grande que yo mismo, algo que trasciende las limitaciones del tiempo y del espacio.
Pero también hay momentos de duda, de incertidumbre, en los que me pregunto si lo que estoy haciendo realmente vale la pena. Si mis palabras tienen algún impacto en el "mundo" (aun cuando sea un mundo muy diminuto), si son capaces de llegar al corazón de aquellos que las leen y hacerles sentir algo profundo y significativo.
Entonces recuerdo por qué empecé a escribir en primer lugar. No fue por fama ni reconocimiento, sino por la simple alegría de crear algo nuevo, de dar vida a mundos y personajes que solo existen en mi imaginación. Fue por el placer de jugar con las palabras, de moldearlas y darles forma hasta que encajen perfectamente en la historia que quiero contar.
Y así, con cada nueva historia que escribo, me siento más cerca de mí mismo, más conectado con mi verdadera esencia. Porque al final del día, eso es lo que importa realmente: ser fiel a esos grandes valores que heredamos, sin caer a veces en la trampa de las opiniones "profesionales".
Así que seguiré escribiendo, explorando los rincones más profundos de mi ser, compartiendo mis pensamientos y emociones con el mundo. Porque al final, lo único que importa es ser auténtico, ser fiel a uno mismo, y eso es algo que nunca dejaré de hacer.
Fuente de la imagen: stokpic from Pixabay
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