A nuestros héroes, los veteranos y caídos en el conflicto de Malvinas y el Atlántico Sur.
Hoy no es un día más en el calendario de los argentinos así que, decidí escribir estas pequeñas palabras para expresar mi más profundo amor y el mayor agradecimiento hacia todos ustedes, los que están y los que ya partieron de este mundo. Sé que probablemente no me conozcan, aunque yo a varios de ustedes sí que lo he hecho.
Desde mi infancia, me crie en la hermosa capital de nuestras islas del Atlántico sur (Ushuaia) por lo cual todo lo que rodea al tema Malvinas y a la usurpación de nuestros territorios por una potencial colonizadora extranjera, se siente de una manera muy especial en nosotros. Me acuerdo todavía, cuando siendo pequeño, pasaba la vigilia del 2 de abril a la intemperie del clima fueguino para imaginar, aunque solo sea una fracción de lo mínimo, todo el sacrificio que pasaron ustedes en todos los días que duró el conflicto luchando por cada metro del difícil terreno de Malvinas, bajo el frío helado de nuestro sur, el viento y la lluvia. Estando lejos de sus hogares, de sus familias y de todo a lo que estaban acostumbrados.
Lamentablemente también, puedo imaginar el dolor, el miedo y la tristeza que sintieron muchos de ustedes que, aunque muchos pudieron retornar a sus hogares, no encontraron el recibimiento que merecían por parte de gran parte de la sociedad.
Toda mi vida, he escuchado hablar de las Malvinas y de las causas que llegaron al conflicto de 1982 y sus consecuencias. Con el paso de los años, comencé a comprender mejor lo que ocurrió y a valorar la enorme importancia que todas estas islas del Atlántico Sur tienen para nuestro país y para nuestra historia. La sangre derramada de nuestros soldados todavía reclama justicia ante la ilegalidad del usurpador pirata.
Ustedes veteranos y caídos, hombres y mujeres que realmente lo dieron todo frente a todas las adversidades y la tragedia que trae un conflicto que de ya partida era muy desigual. Muchos inclusive dieron hasta el último aliento por defender la integridad territorial de nuestro país y la legítima e irrenunciable soberanía que la República Argentina tiene sobre las Islas Malvinas y las del Atlántico Sur. Ustedes son nuestros héroes y siempre serán recordados y honrados por todos los que amamos nuestra hermosa Argentina. Ustedes representan lo mejor de nuestro país: la valentía, el coraje, el amor a la patria y la lucha por lo que tenemos la firme convicción, nos pertenece como nación. Sé que la guerra dejó heridas profundas en todos ustedes, tanto físicas como emocionales. Sé que hay recuerdos dolorosos que todavía los persiguen. Sé que a muchos las instituciones del estado no le han pagado por su generosidad con la patria, pero quiero que sepan que no están solos. Hay una generación de jóvenes como yo, que aunque ni siquiera habíamos nacido en tiempos del conflicto, los admiramos y los respetamos profundamente. Hemos aprendido de su ejemplo y nos sentimos enormemente agradecidos por lo que hicieron por nosotros, por nuestros padres y por las generaciones que vendrán.
Todos ustedes son hoy, los guardianes de nuestra historia, de nuestra identidad como argentinos y de nuestros valores y todos nosotros nos comprometemos a mantener viva por siempre la Causa Malvinas hasta que las islas retornen a nosotros, los legítimos dueños de nuestra perla austral. Todos los argentinos que amamos a nuestro país, estamos bajo la misma bandera que nos une y es la de la soberanía nacional, sin importar la raza, el género, la religión, la condición social o las ideologías individuales de cada uno.
¡Las Islas Malvinas, las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur fueron, son y serán ARGENTINAS!
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